Hace más de 8 meses que no escribo en mi diario, y es que Lucía nació para cambiarlo todo, cambiar mi vida, cambiarme a mi. Mi hija es un tesoro que no merezco, ser su madre es la vocación más importante de mi vida, es maravilloso el vínculo indestructible que hay entre nosotras.
La maternidad es esa aventura de amor de la que todas hablan, sí, pero también tiene tintes de incertidumbre, inseguridad, alerta permanente, esfuerzo, agotamiento, lucha, desesperación... Y de eso no hablamos tanto pero también nos acompaña. Sobre todo, la maternidad trajo el cambio a mi mundo y mi vida hoy no sé parece en nada a la de hace un año. Entonces percibía un vacío, un hueco que pedía a gritos llenarse y que sólo Lucía era capaz de ocupar. Ahora ya no hay hueco, he dedicado estos meses por entero a cuidar y criar a Lucía que llena todos los minutos de mis días. No hay hueco, pero sí quedaron algunas grietas en las que extraño algunas cosas que hace un año sí tenía, todo aquello que he aplazado por ser mamá. Porque la maternidad implica también duelo silencioso por esas pérdidas o renuncias de tu vida anterior.
Y en este diario procede contar que extraño mi trabajo, echo de menos ser médica de familia. Quizá porque me aportaba realización personal, reconocimiento social, sentimiento de pertenencia a un equipo y un colectivo. Sobre todo era una forma de servicio a los demás con la que expresar mi agradecimiento a la vida, era mi ocupación mas allá de mi horario laboral, era mi pasión a la que había dedicado mi esfuerzo los últimos 12 años. He echado mucho de menos la medicina de familia porque era parte importante de mi identidad.
Ahora es momento de recuperar todas las cosas que me hacen ser yo misma, toca llenar las grietas, es hora de empezar a volver, entre otras cosas, a ser MFyC. Quizá sea más bien volver a empezar porque he cambiado por completo el escenario desde la ciudad a los pueblos pequeños, seré parte de un nuevo equipo, descubriré nuevos pacientes, volverán las guardias ahora fuera del hospital, llegarán las horas de coche, la soledad de los consultorios, empezará una etapa de medicina rural.
Sospecho que me espera una medicina desconocida, pero no tengo miedo. Empiezo una nueva aventura para la que me tengo que preparar y he decidido acompañarme de nuevo de mi diario. Bienvenidos todos al Diario de una MFyC rural.
El mejor campo para la medicina de familia y comunitaria. El mundo rural, es agradecido, es paciente y verdaderamente familia... Tendrás que emplear nuevas armas, caminos, sorpresas, aventuras pero tú puedes con ello sin ninguna duda...Vamossssss
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