Ayer dediqué parte de la tarde a poner a punto mi herramienta de trabajo. Algunos lo llaman cabás, otros bolsa médica, y muchos maletín. Es un complemento que sólo llevamos los médicos de familia y que nos identifica, porque nosotros salimos a la calle y a las casas cargando con él, porque cada médico configura el suyo para que le sea útil allá donde esté. Y como no hay dos médicos iguales, tampoco los maletines deben serlo. Es decir, tu maletín es tan único como tú.
El mío es en realidad una mochila muy compartimentada, gris y azul, muy ligera, en apariencia muy corriente, pero en el fondo es especial porque me la regalaron los compañeros del centro de salud donde me convertí en médica de familia y siempre siempre siempre me acompañarán entre los bolsillos de mi maletín.
En mi nuevo puesto de trabajo (en el medio rural) se hace aún más indispensable que lo lleve dentro y fuera de las consultas. Me acompañará a los tres consultorios, a los domicilios y a las urgencias.
Es mi fiel escudero. Yo sin él no podría desenvolverme igual de rápido, y él sin mí no sirve de mucho, de modo que tenemos que estar coordinados. Sé que dentro debo llevar artilugios y herramientas que me ayuden a diagnosticar y tratar la mayor parte de las consultas, lo más ordenadamente posible, para encontrar las cosas rápido y reponer lo que falte de forma sencilla.
Pero en el maletín no cabe todo, ni debe hacerlo, tenemos que equiparlo con lo más rentable. Eso implica que hay algunas cosas que son tan indispensables que siempre van a estar dentro y otras que iré adaptando a la situación y al medio en el que me encuentre. Para configurarlo tengo una pequeña guía donde apunté tanto lo que uso con más frecuencia como lo que una urgencia grave me requeriría utilizar en la primera asistencia. Tengo claro que de nada sirve incluir medicaciones que no sabría utilizar, instrumentos que no puedo manejar en la mayoría de escenarios, materiales a los que apenas doy uso en consulta.
A mí me han servido los ejemplos de algunos compañeros que se desenvuelven bien en el medio rural, así que dejo aquí mi organización por si sirve de inspiración a algún novato como yo:
- Bolsillo de documentación: recetas, p10, hojas en blanco (para dibujar o apuntar cosas), sello, tinta, bolígrafos, subrayador, manual de emergencias en atención primaria (luego casi nunca lo miro, pero llevarlo me da una serenidad que la emergencia requiere).
- Estuche súper-imprescindible (cosas de uso diario que suelo sacar sobre la mesa de la consulta): fonendoscopio, pulsioxímetro, termómetro, martillo de reflejos, linterna, otoscopio. Yo tengo también un pequeño otoscopio con cámara que me ayuda a compartir imágenes de otoscopia con compañeros y un kardia para hacer ecg de 6 derivaciones.
- Estuche imprescindible (este no lo dejo sobre la mesa pero lo abro todos los días): glucómetro con tiras y lancetas, tensiómetro digital y manguito manual por si algo falla, pilas para no quedarme colgada.
- Estuche "pringoso" (lo llamó así porque dentro llevo todos los líquidos que "pringan"): lubricante, Betadine, suero fisiológico, pomada antibiótica, pomada antiinflamatoria, tiras de orina, test rápidos, guantes (muchos guantes), mascarillas.
- Estuche de fungibles (constantemente tengo que estar reponiéndolo, intento agrupar las cosas con gomitas pero reina el caos con frecuencia): vendas, gasas, apósitos, tiras de aproximación, gasa de hemostasia, gasa orillada, campos estériles, compresas, esparadrapo, guantes estériles, seda, nylon, hojas de bisturí, tijera, pinza, kit vía IV, kit vía SC, smach, agujas diferentes, jeringuillas de distintas capacidades, contenedor de punzantes, guedel.
- Ampulario (dentro van medicaciones IM, IV y VO) yo las ordeno alfabéticamente porque las encuentro antes.
- Ampollas: adrenalina, amiodarona, atropina, akineton, Buscapina, cloracepato, dexametasona, Diazepam, diclofenaco, flumacenilo, furoaemida, haloperidol, konakion, levomepromacina, metamizol, metoclopramida, mepivacaína, midazolam, morfina, naloxona, polaramine, stesolid rectal, sulpirida, urbason.
- Orales (llevo algunos extra porque en mi medio la accesibilidad a la farmacia es algo más complicada): Acetilsalicílico, captopril, dexametasona, Diazepam, diclofenaco, ebastina, furoaemida, Ibuprofeno, lorazepam, metamizol, Omeprazol, Paracetamol, prednisona.
Llevo también un mechero y algunos clips, un paquete de clínex, unos caramelos, un triturador de pastillas, un cargador de móvil, las llaves, un papel con teléfonos de interés de la zona, una chuleta que detalla lo que llevo dentro del maletín.
Dejo siempre un bolsillo exterior vacío y ahí van los extras de ultima hora y los papeles de información confidencial del paciente que voy a ver. Que me llaman de una laceración en el ojo, echo la fluoresceína, que me llaman de una herida, echo el kit de suturas, de una quemadura echo silvederma, a veces echo el dermatoscopio, oftalmoscopio... Que parece que me voy a pasar un buen ratito en el aviso, meto en ese bolsillo hasta el bocata del almuerzo.
Y si algo tiene mi maletín es que está abierto a cambios. Me da seguridad llevar lo que he considerado importante pero soy consciente de que siempre falta alguna cosa que un día necesitas y que siempre llevamos algo que va a caducar sin usar. Yo creo que el arte de tener un buen maletín es el de encontrar el equilibrio en su contenido, tener cierta seguridad con lo que llevamos y toda la humildad con lo que no podemos llevar. Y es que hay veces que aunque metiéramos el hospital entero dentro del maletín no conseguiríamos solucionar los problemas, y otras veces que sin ni siquiera abrirlo seremos capaces de reconfortar a los pacientes.
El maletín marca muchas veces los tiempos de la consulta. Por eso siempre trato de escuchar antes de abrir el maletín y trato de hablar de todo lo necesario antes de cerrarlo.
El maletín habla del carácter del médico. Lo que llevas dentro revela lo que estás dispuesto a hacer por tus pacientes. Importa que se vea limpio y ordenado en lo posible, importa que lo manejes con cierta soltura, y puede que sea importante hasta cómo lo lleves y dónde lo dejes.
Y ahora que ya he terminado de revisarlo me parece que no pesa mucho considerando la responsabilidad con la que carga, la variedad de escenarios en los que me acompañará y todas las historias que ya lleva dentro. ¿A ver si me olvidé de guardar algo? Os dejo, que voy a echarle un último vistazo.
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